¡Hola a todos, amantes de la naturaleza y curiosos viajeros!
Somos Carmen y Sofía, dos almas apasionadas por el medio ambiente que decidieron embarcarse en una increíble aventura de voluntariado en Marruecos y como queremos compartir con todxs vosotrxs los detalles de nuestra experiencia, llena de plantación de árboles, charlas educativas y encuentros inolvidables con una comunidad vibrante, hemos decidido crear esta entrada de blog para que conozcáis más sobre nuestras aventuras y experiencias en el Magreb.
Durante un año completo, Carmen se sumergió en la hermosa Oumifiss, mientras que yo contribuí con seis meses llenos de compromiso. Nuestra misión: abordar los desafíos de la desertificación provocada por el cambio climático. ¿Cómo lo hicimos? Con las manos en la tierra y el corazón lleno de dedicación.
Nos dedicamos a la plantación de especies resilientes al cambio climático, desde el majestuoso argán hasta los robustos almendros y la versátil algarroba. Cada árbol plantado era una pequeña victoria en la lucha contra los efectos del cambio climático. Pero nuestro compromiso no se detuvo ahí. Nos sumergimos en la rutina diaria de cuidar la plantación de argán: desde asegurarnos de que cada árbol recibiera la atención adecuada hasta observar el sistema de riego que permitía que los anterioresprosperaran en un entorno desafiante. Además, nuestra labor se extendió al cuidado del campo de granados, donde podábamos y cuidábamos con cariño cada rincón de este oasis. Pero nuestra misión no solo se desarrolló en la tierra, también llevamos nuestro mensaje a las aulas de los colegios locales. Con entusiasmo, compartimos conocimientos sobre el cambio climático y cómo afecta a la zona. Les hablamos sobre nuestro proyecto en colaboración con la Asociación Aaicha y les animamos a participar en concursos creativos, como la creación de vídeos en YouTube, para expresar su perspectiva única sobre el tema.
La interacción con la maravillosa comunidad local fue una parte esencial de nuestra experiencia. Nos acogieron con hospitalidad, nos deleitaron con la deliciosa comida tradicional marroquí, como el tajín y el cous cous, y nos permitieron sumergirnos en su rica cultura. Nos sentimos como en familia cada segundo. Nuestras tardes se traducían en charlas con las “Aaichas”, Hafsa y Rachidamuy extendidas con un vaso de té en la mano que siempre se rellenaba. Todo el mundo a nuestro alrededor reía a la vez que se preguntaba cómo era posible que lográsemos establecer conversaciones tan largas teniendo en cuenta la gran barrera idiomática que nos separaba, ya que, nosotras sabíamos MUY poco darija y ellas nada de español. No obstante, no fue un impedimento para tener conversaciones profundas en las que la mímica y el traductor de Google jugaron un papel fundamental.
En octubre, nuestro equipo se expandió con la llegada de 12 voluntarios, y juntos trabajamos mano a mano para potenciar nuestro proyecto. La primera semana en Marruecos la pasamos en Marrakech, donde compartimos momentos de formación, nos conocimos mejor y discutimos miedos, expectativas y la tarea que teníamos por delante. Cuando llegó el momento de despedirnos, tanto para ellos como para nosotras, nos reunimos en Hadida, una pequeña localidad en la provincia de KalaatMaguna. Aquí, reflexionamos sobre el proyecto, compartimos nuestras experiencias y celebramos los logros alcanzados.
Esta aventura verde en Marruecos no solo ha dejado árboles plantados en la tierra, sino también raíces profundas en nuestros corazones. Gracias por unirte a nosotros en este viaje de voluntariado con propósito y pasión.
¡Hasta la próxima, amantes del cambio positivo!
Carmen y Sofía
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